El ejercicio físico en ayuda de la inmunoterapia.

Una gran parte de los estudios que analiza el papel de la actividad física en supervivientes de cáncer de mama tiene como objetivo la mejora de la calidad de vida a través de variables de la condición física o psicológica.
Pero en el 2017 se publicó un estudio muy interesante con el fin de determinar el papel que el ejercicio podría tener sobre los valores de dos proteínas, SFRP1 y DKK1, que se relacionan con la carcinogénesis y un mal pronóstico de cáncer en unos niveles altos, además de la composición corporal, capacidad aeróbica y resistencia muscular.

Para ello, confeccionaron una intervención con tres grupos de trabajo, dos grupos de superviventes de cáncer de mama, un grupo experimental y otro control, y un tercer grupo de mujeres de la misma edad de referencia y que no han padecido la enfermedad. El grupo experimental realizó durante 12 semanas un programa de ejercicio físico con la siguiente estructura: 3 días/sem de ejercicio aeróbico, resistencia muscular (con autocargas y bandas elásticas) y estiramientos y movilizaciones, con una intensidad moderada y progresiva. El grupo control debía permanecer con su actividad habitual.

Tras estas 12 semanas, el grupo experimental experimentó mejoras significativas en su composición corporal, mejoró la circunferencia del brazo (mejorando los efectos del linfedema), y resistencia muscular (medida a través de dinamómetro), aunque no hubo mejoras sobre la capacidad aeróbica. El programa consiguió reducciones notables de DKK1 con p=0.002 y SFRP1 con p=0.008, mientras que no hubo cambios en el grupo control. En las mujeres sanas los niveles iniciales de estas proteínas fueron significativamente más bajos que en las supervivientes de cáncer, pero el ejercicio no tuvo influencia sobre este grupo sano.

Como concluyen estos autores, las proteínas DKK1 y SFRP1 pueden ser biomarcadores útiles para evaluar los efectos del ejercico sobre el metabolismo y el pronóstico de recurrencia del cáncer.